A veces pensaba que si apretaba los ojos con fuerza, al abrirlos estarías frente a mí.
A veces creía que si te llamaba bajito tú volverías y me dirías que todo fue un sueño, una pesadilla nada más.
A veces lloraba y creía distinguir tu rostro tras las lágrimas.
A veces miraba a todo el mundo porque esperaba descubrir tu cara sonriente entre ellos.
A veces... no quería seguir, y pensaba que sería genial poder dormir eternamente, no volver a despertar.
Pero siempre, siempre que miraba tus fotos, una lágrima traidora asomaba a mis ojos y recorría lentamente mi mejilla, para llegar a mis labios, quienes suavemente susurraban tu nombre para finalmente quebrarse mi voz en un sollozo.
No entiendo nada de lo que ocurre, la situación me puede, y eso es peligroso, no quiero volver a caer en la tentación, sería demasiado fácil volver a hacerlo...
No, mi destino es ser fuerte, pero... ¿cómo puede ser fuerte una niña chica?
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