sábado, 25 de junio de 2016

25/junio/2016

De repente le vi. Apareció en mi campo de visión al doblar la esquina.

No pude evitar quedarme estática, conteniendo el aliento y con mis párpados completamente abiertos.

Demasiada belleza.

Estaba dormido. Su cuerpo ligeramente recostado en el sofá, sin estar del todo tumbado pero tampoco sentado. Tenía al lado algunos papeles y aún llevaba puestas sus gafas. Un lápiz yacía entre sus dedos y su regazo, donde tenía apoyada su mano.

Su pelo desordenado le daba un aspecto arrebatador, incitando a pasar los dedos por ellos en una suave caricia.

Sus ojos cerrados, con esas largas pestañas rozando sus pómulos.

De sus labios, un poco entreabiertos,  escapaba una respiración rítmica pero lenta. Podía ver su pecho subir y bajar cada vez que respiraba, así de concentrada estaba en él.

Sonreí. Era tan hermoso y se veía tan tierno en ese instante... Encendí mi querida cámara de fotos, que aún llevaba colgada al cuello, y me dispuse a inmortalizar esa imagen.

Una vez satisfecha con la toma que había obtenido, me acerqué y besé su frente sonriendo.

Verle era lo que me hacía sonreír cada día como lo que era, una chica enamorada.

No hay comentarios:

Publicar un comentario