viernes, 18 de junio de 2010

Un hilo de esperanza.

Me escondí tras una nube para coger al Arco-iris desprevenido...

-¡Oh! ¡Ahí está!- dije en voz bajita.

Lo había visto pasar rápidamente junto a mi escondite, pero él no me había visto a mí.

-¡Kyaaa!- Grité y salté hacia él.

Él se asustó y se apartó, hasta que me vió a mí.

-Jajajaja, sabes que no puedes atraparme, soy más rápido que tú, pequeñaja. Jajajaja- Dijo, y me hizo una pequeña demostración de su rapidez, algo innecesario, pues llevábamos así varios años.

-La próxima vez te cogeré... ya lo verás...- Como siempre, era yo quien volvía a casa refunfuñando...



Al día siguiente lo intenté de nuevo, mi plan era parecido al del día anterior, pero esta vez sería más sigilosa...

''Te tengo'' pensé, y acto seguido, me arrojé sobre él, sin hacer sonido alguno.

-¡Ajá! ¿Te he atrapado! ¡Yuju!- Ésta vez había sido más rápida, había calculado la rapidez con la que se movía, el sitio donde caería... y había sido tan sigilosa que me sorprendí a mí misma.

-¿Ves? ¡Te dije que la siguiente vez te atraparía! Jajajaja. Esta vez soy yo quien ríe, ¿verdad Arco-iris?

-¿Cómo...? ¿Cómo lo has conseguido? No te he oído acercarte...- Parecía sorprendido y un poco triste, pero a la vez orgulloso de mí.

-No lo sé, pero ¿a que ha molado? Jajajaja- No paraba de sonreír, era la primera vez que le atrapaba desde que empezamos con el entrenamiento (o juego, como quieras llamarlo) cuando yo era pequeña, más pequeña que ahora quiero decir.

-Bien pequeñaja, al fin has conseguido atraparme, estoy orgulloso de ti, al fin han dado sus frutos estos años de entrenamiento-

-Gracias maestro, ha sido un honor para mí aprender de usted- De repente me puse seria y le traté con seriedad, con una seriedad inusual en mí, hasta ahora un pequeño ángel que siempre buscaba diversión.

-Pequeñaja... creo que ha llegado la hora de que te conviertas en un ángel de verdad, has dejado atrás tu inmadurez y has logrado atraparme. Desde ahora, mi pequeña aprendiz, podrás volar cuanto tiempo sea necesario sin parar a descansar, desde ahora, eres un ángel completo.-

-¡Maestro! Mu... ¡Muchísimas gracias! No lo hubiera conseguido sin usted.-

-Jajajaja, lo sé pequeñaja, lo sé-

-Jajajaja, creo que deberá buscar otra forma de llamarme, ahora que soy un ángel no debería seguir diciendome 'pequeñaja' ¿no cree?-

-Jajajajajajajajajaja. Querida, aunque seas un ángel hecho y derecho, seguirás siendo mi pequeñaja, que no se te olvide.- No paraba de reírse, por lo visto le hacía gracia que yo le hubiese dicho eso.

-Joooo...- Y otra vez más, después de hablar con él, tuve que volver a casa refunfuñando...

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